La piel habla, solo hay que saber escucharla. Tu piel dice mucho de ti. Más allá de su función como barrera protectora, también refleja tu estilo de vida, tu estado de salud e incluso tu nivel de estrés. ¿Notas que ha perdido brillo, claridad o jugosidad? Es un signo de alerta: algo está afectando su capacidad de renovación celular. Entender la fisiología de la piel y cómo actúan los factores que la apagan es el primer paso para devolverle toda su luminosidad natural. Y sí, ¡estás a tiempo de recuperarla!
LA PIEL: ESTRUCTURA Y FUNCIÓN
La piel es el órgano más grande del cuerpo humano y se divide en tres capas:
1. Epidermis:
Es la capa más externa, donde ocurre la renovación celular. Aquí nacen los queratinocitos, que migran hacia la superficie en un proceso que dura unos 45 días. También se encuentran los melanocitos, que producen melanina, y las células de Langerhans, que actúan como defensa inmunitaria. Si esta capa no se exfolia adecuadamente, se acumulan células muertas que apagan la piel.
2. Dermis:
Justo debajo, se encuentra esta capa rica en colágeno, elastina y ácido hialurónico. Es la responsable de la firmeza, elasticidad e hidratación. Además, contiene vasos sanguíneos que aportan oxígeno y nutrientes. Con la edad o por agresiones externas, esta capa pierde densidad y soporte, lo que se traduce en flacidez y falta de jugosidad.
3. Hipodermis:
La capa más profunda, compuesta por tejido graso, cumple funciones de reserva energética y aislante térmico.
¿POR QUÉ SE PIERDE LA LUMINOSIDAD DE LA PIEL?
Cuando hablamos de luminosidad, nos referimos a una piel con tono uniforme, textura suave y brillo saludable. Pero distintos factores pueden alterar ese equilibrio:
Factores intrínsecos (biológicos):
- Envejecimiento natural: a partir de los 25 años, disminuye la velocidad de renovación celular.
- Menor producción de colágeno y elastina: reduce la firmeza y elasticidad.
- Deshidratación natural: disminuye el contenido de agua en la epidermis, provocando opacidad.
- Factores hormonales: menopausia, embarazo o anticonceptivos pueden alterar la pigmentación. El exceso de sebo, también es un factor a tener en cuenta.
Factores extrínsecos (ambientales y de estilo de vida):
- Radiación solar: principal causa de manchas y fotoenvejecimiento. Afecta la claridad y favorece la aparición de arrugas. Además, aumenta el estrato córneo como consecuencia de la deshidratación, dando lugar a una piel mucho más gruesa y apagada.
- Contaminación: bloquea los poros, genera radicales libres y debilita la barrera cutánea.
- Falta de exfoliación: impide la renovación celular, acumulando células muertas que apagan la piel.
- Estrés, falta de sueño, dieta pobre: afectan directamente la microcirculación, reduciendo el aporte de oxígeno a la piel. Además, el cortisol tiene un efecto directo sobre la producción de grasa cutánea alterando su calidad y cantidad.
PRINCIPIOS ACTIVOS QUE PUEDEN AYUDARTE
Identificar qué ingredientes cosméticos pueden revertir esta situación es clave. Aquí te presentamos algunos:
- Exfoliantes químicos (como ácido glicólico, láctico o salicílico): eliminan las células muertas, activan la renovación celular y mejoran la textura. Muchos de ellos, tienen un efecto en la regulación del sebo.
- Exfoliantes mecánicos o físicos: esenciales para cualquier tipo de tratamiento. Con este tipo de exfoliantes conseguimos retirar de forma mecánica todas las células muertas y realizar una limpieza más profunda. De este modo, aumentaremos la penetración y eficacia de los posteriores tratamientos.
- Vitamina C: antioxidante potente que combate el estrés oxidativo y devuelve la claridad a la piel. Conseguiremos una piel mucho más luminosa al instante. Además, este activo tiene la capacidad de actuar como despigmentante unificando el noto de la piel. Encontramos la combinación perfecta con el ácido ferúlico. Ambos actúan de forma sinérgica en la protección contra los radicales libres producidos por el sol y la contaminación.
- Niacinamida: regula la producción de melanina, mejora la función barrera e incrementa la luminosidad. Además, posee acción antioxidante.
- Ácido hialurónico: está molécula tiene una alta capacidad para captar agua, por lo que hidrata en profundidad y devuelve jugosidad y elasticidad. Como bien hemos visto en la estructura de la piel, esta molécula se encuentra en la dermis, dando sostén y proporcionando hidratación.
- Ceramidas y triglicéridos: a pesar de lo que muchos puedan pensar, estas moléculas son esenciales para la piel. Ambas se encargan de mantener la función barrera de la piel, fundamental, para mantener su integridad. Son grasas naturales que proporcionan protección, ayudan a retener la humedad e intervienen en los procesos de reparación.
- Péptidos y retinoides: estimulan la síntesis de colágeno y favorecen la regeneración cutánea.
La falta de luminosidad no es solo una cuestión estética: es un reflejo del estado fisiológico de tu piel. Entender cómo funciona y qué factores afectan su renovación celular te ayudará a cuidarla mejor. En el siguiente post, te contamos paso a paso cómo conseguir una piel radiante en tan solo dos semanas, ideal para brillar en ese evento especial.
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